618. Seguimos con los libros…(sólo para subscriptores).


Seguimos con el tema de libros.

Los libros son los grandes terapeutas de la Humanidad. Es a la conclusión a la que he llegado tras el programa de ayer. Los libros son la gran compañía que nos salva de las garras de la soledad, del infortunio, de la parálisis, del desamparo.

Son grandes terapeutas que tenemos muy a mano, prácticos de utilizar, muy económicos si vemos sus efectos.

Recomendación de Mireia, “Las Vencedoras” de Laetitia Colombani, así como otro libro de la misma autora, La trenza. También Mireia nos recomienda la trilogía “Canción de la Llanura” o “Cançò de la plana” en su versión en catalán, de Ken Haruf.

Rosario nos recomienda por otro lado “La verdad sobre el caso Harry Quebert” de Joel Dicker, que es el último libro que ha leído. Un libro que según Rosario tiene mucha, mucha intriga.

Y un segundo libro es “Biografía del Silencio” de Pablo d’Ors (Breve ensayo sobre meditación)
No es un libro para aprender a meditar.

El autor explica su experiencia en el descubrimiento de la meditación y su práctica a la vez que expone sus reflexiones personales sobre lo que para él representa. Para mi es como si el autor emprendiera un viaje interior y el lector al leerlo lo va acompañando.

Me gusta mucho, me hace sentir bien, aunque a veces es denso y tengo que leerlo despacio.

Hay una frase que me gusta mucho de las muchas que hay:


-Meditar no es difícil, lo difícil es querer meditar.

Y ahora querría leeros unos párrafos del libro que me estoy leyendo “El infinito en un junco”, de Irene Vallejo, que justamente habla de libros, de su historia desde los inicios hasta nuestros día. En este fragmento habla del acoso escolar que sufrió y de cómo los libros la acompañaban:

«Durante los años humillantes, además de mi familia, me ayudaron cuatro personas a las que nunca he visto: Robert Louis, Michael, Jack, Joseph. Más adelante descubriría que son más conocidos por sus apellidos: Stevenson, Ende, London y Conrad.

Gracias a ellos descubrí que podía almacenar fantasías acogedoras y guardarlas en mi habitación interior para buscar refugio cuando allá fuera arreciase el granizo.»

También, del mismo libro, habla de la significación de la lectura en los campos de concentración alemanes:

«El propio Frank escribía después que, paradójicamente, soportaban mejor la vida en Auschwitz muchos intelectuales, pese a tener peor condición física que otros presos más fornidos. Al final-dice el psiquiatra de origen judío-, sufrían menos quién es eran capaces de aislarse del terrible entorno, refugiándose en su interior.»

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