811. Preguntas para no tener que demostrar nada.

Idea principal.

Preguntas que nos ayudan a identificar la presión interna.

Ideas de apoyo.

¿Tengo que hacer esta tarea que sé hacerla de forma perfecta? ¿Es tan necesario ese detallismo?¿Soy feliz, disfruto con ese esfuerzo o sobre esfuerzo o me agoto?

¿Estoy realizando un trabajo auténtico o, por otro lado, estoy intentando quedar bien? ¿O estoy haciendo las dos cosas y son compatibles o incompatibles?

¿Dudo de mí mismo de lo que estoy haciendo o estoy seguro? ¿Seguro al 20-50-80 o 100%? ¿Qué puedo hacer para aumentar mi seguridad?

¿Esta seguridad me recuerda a mi padre, a mi madre, a alguna figura de autoridad de cuando era pequeña con la que tuve que reprimir mis impulsos, callar o sentirme pequeño/a?

Te animo a que pongas tus comentarios.

684. Tipos de preguntas que nos hacemos.

Si os gustan los dos programas semanales del podcast en abierto, os animo a que podáis subscribiros a partir de dos euros al mes (como si me invitáis a un café) y tendréis acceso a todos los programas de la semana. En el apartado “Apoya económicamente al programa” podrás encontrar más información. También me podéis enviar un email a divulgación@joancontreras.com.

Idea principal::

Dentro del inextricable laberinto de idas y venidas de nuestra mente, podemos encontrar diversos patrones y formas de funcionar que nos impulsen, a través de la conciencia de lo que pensamos, a ir más allá y utilizar a nuestro gusto y placer nuestra propia forma de funcionar a nivel mental.

Ideas de apoyo:

¿Por qué? Muchas veces precedido de un ¿Como es posible?, esa omnipresente pregunta desfila ante cualquier individuo que se preste mínimamente a pensar en las cosas, en las personas, en los hechos. El científico, el médico, el constructor, el padre, la artista en sus creaciones, la empresaria en sus inversiones. En las almas sensibles solemos abusar de esta pregunta preguntándonos una y otra vez el porqué una vez que ya tenemos un primer porqué y cuando hemos encontrado el segundo, vamos a un tercero de un diálogo interno que no se acaba o que, en el mejor de los casos acaba en bucle. .

¿Cómo lo hago? Interesante pregunta a realizar antes de empezar algo por rutina o por inercia de lo que hasta ahora ha sido así y que ahora, debido a las circunstancia, de la pandemia mismo, me planteo cómo ligar, cómo conocer a alguien de quien enamorarse si ni tan siguiera puedes salir de casa. Y en el vacío de la respuesta encontramos el dolor del corazón.

¿Cuándo? Es la pregunta del deseo insatisfecho. Los dos caminan de la mano y cuando el deseo se queja, aparece la pregunta que quiere mitigar el anhelo con una respuesta de una semana, un mes, un año.

¿Dónde? Permanente en la búsqueda incansable, en esos individuos especialmente trajinados en huir hacia delante e ir buscando siempre olvidando lo que uno vive en el aquí y ahora, la mejor respuesta universal.

¿Quién? Diana de los criticones, que te descubren el culpable con quien expiar sus propias culpas, penas y vergüenzas. La pregunta lleva el dardo envenenado del que está a punto de explotar por la rabia o la venganza o la justicia. Volver al equilibrio por medio del castigo o del premio, cuando la pregunta la hace el agradecido que recibe la sorpresa de que alguien ¿quién? lo salva del precipicio donde estaba metido.

¿Qué? Y se produce una espera en donde el ambiente se llena de miradas que van directamente a formarse una historia, una película, un relato de hechos encadenados, con una lógica indiscutible de la cual nos solemos creer una parte.

.

¿Cómo lo ves?

683. Aprendiendo a hacernos preguntas a nosotros mismos.

Si os gustan los dos programas semanales del podcast en abierto, os animo a que podáis subscribiros a partir de dos euros al mes (como si me invitáis a un café, vamos) y tendréis acceso a todos los programas de la semana. En el apartado “Apoya económicamente al programa” podrás encontrar más información. También me podéis enviar un email a divulgación@joancontreras.com.

Idea principal::

Las preguntas son el eje vertebrador en muchas de las terapias que los psicólogos y terapeutas realizamos a diario. Nos dan la clave de lo que sabemos y de lo que no sabemos. Nos ofrecen las respuestas equivocadas a las preguntas que generaron, en su momento, problemas que ahora afrontamos. La idea es poder aprender a hacernos preguntas sobre nosotros mismos y sobre lo que nos rodea.

Ideas de apoyo:

Pongamos un ejemplo. Un hombre de 45 años que empieza a tener problemas para conciliar el sueño. Se empieza a preocupar por ello y el problema se agrava. Piensa que a lo mejor está estresado aunque a él no se lo parece. Además no encuentra tanta satisfacción personal en los encuentros personales que tiene con sus amistades e incluso con su familia.

Se plantea que tiene un problema puesto que no reacciona bien a lo que está haciendo en el día a día. Su adolescencia fue complicada, con cierta sensación de culpa. Y de abandono también por parte de sus padres.

Esta persona empieza a hacerse preguntas y empieza a tener respuestas erróneas que él mismo se da. ESTE ES EL PUNTO CLAVE. Es decir, yo me cuestiono qué pasa y encima me echo la culpa porque creo que no estoy resolviendo el problema.

Por tanto tengo dos problemas: el no dormir y el sentirme culpable o incluso idiota por no saber resolverlo correctamente, como si tuviera la obligación de tener que hacerlo.

Por tanto vamos a ver que si le preguntamos a esa persona qué le pasa resulta que nos va a decir que no duerme. Pero no es correcto. Lo que realmente le pasa es que no duerme (problema con 6 puntos) y que se siente impotente, avergonzado, molesto consigo mismo o lo que sea por no resolver el insomnio por él mismo. Y a esta situación le vamos a otorgar 6 puntos más. Por tanto, tenemos en total una preocupación de 6 más 6, en total 12.

Hay en realidad dos problemas: insomnio y sentirse mal por no saber resolver el insomnio.

Cuando hay una enfermedad física, en general, no me siento culpable porque me me duele un dedo, Simplemente me duele. Pero aún así, las emociones, en este caso, el miedo a por qué me duele, pueden influir.

La pregunta sería Qué me pasa y la respuesta sería insomnio y algo más. No sólo insomnio. Muchas veces, es esa parte que no respondemos nos causa mucho más problema que el problema inicial.

En los siguientes días iremos tocando el tema de hacernos preguntas a nosotros mismos, trampas y soluciones incorrectas que encontramos.

¿Cómo lo ves?

599. Preguntas para reflexionar…

Photo by Olya Kobruseva on Pexels.com

Mirad, hoy el programa va a ser diferente. Vamos a seguir el método socrático de las preguntas. Os voy a formular preguntas y no voy a dar ninguna respuesta. 


A lo mejor la mayoría de las preguntas que os hago no os mueven nada por dentro. Pero a lo mejor hay alguna pregunta que sí que puede dar en el clavo. 


Por cada pregunta clave que os resuene debe haber respuestas. Incluso vale el “NO SÉ”. Y de cada respuesta es preciso que haya consecuencias, unas acciones, algo que no tiene por qué ser inmediato pero que sí puedo darle vueltas yo mismo, consultarlo con tu terapeuta, escribirlo en tu diario.


¿Te tratas a ti mismo como tratas a los demás? Acaso eres mucho más crítico, exigente o culpabilizados a ti mismo que con los demás que sueles justificar lo que hacen o lo que no hacen? ¿Está esta situación equilibrada o es necesario hacer algo? Como cuando cometes un error peqeuño , una comida salada, y te martirizas por ello, por poner un ejemplo. 


¿Dialogas contigo mismo como dialogas con los demás? O te sueles quedar en la superficie mientras contigo mismo le das vueltas, profundizas, analizas, incluso escribes mientras que cuando estás en familia o con amigos, o en el trabajo, surge la sonrisa fácil, sigues la broma, o dices tu opinión con la boca pequeña o quizás a gritos? -ante una crítica a una persona, crítica con la que no estás de acuerdo y no dices nada, por poner un ejemplo-. 

¿Te quedas pensando en compras, en cosas que en el fondo te das cuenta que no vale la penas perder el tiempo pero que en realidad lo pierdes porque no sabers cómo centrar tu mente en cosas importantes, que se te va la cabeza muchas veces, que hay demasiadas distracciones -darle vueltas a qué tipo de copas comprar, por poner un ejemplo- y las cosas importantes las vas dejando atrás?

¿Te preocupas demasiado por hechos, accidentes, incidentes, situaciones que no puedes realmente hacer nada pero te siguen preocupando como si en realidad sí que tuvieras algo de culpa que ocurren – un terremoto en Asia por poner un ejemplo- y que tuvieras que hacer algo pero que tampoco sabes qué.

 
¿Muestras tu afecto hacia los demás de forma espontánea y sincera o te escudas en lo amable, lo formal, lo educado o lo que siempre he hecho sin permitirte ninguna sorpresa, ninguna salida del guión, ninguna espontaneidad que te permita explotar de alegría y compartir esa alegría con los demás sin importarte su reacción? Como dar un abrazo a alguien sin ton ni son, sin ninguna razón, simplemente porque te lo pide el corazón… Por poner un ejemplo.