690. La próxima vez que esperes te recomiendo… (sólo para subscriptores)

Idea principal

Cómo no, unos pequeños consejitos para hacer de la espera un momento agradable por muy desesperante que pueda parecer. Son pequeños ejercicios divertidos, que pueden aumentar nuestra capacidad creativa, de inventiva, que pueden provocar una risa tonta en nosotros mismos, sonrisa que solemos disimular ante miradas interrogantes de gente que nos pilla riéndonos de la nada. Sugerencias para hacer volar nuestra sensibilidad.

Ideas de apoyo

  • Mira a tu alrededor e intenta redescubrir un nuevo objeto, algo que quizás no te habías fijado antes. Una baldosa el suelo de la calle, un detalle de una lámpara, un árbol, una papelera de la calle. Busca la inspiración en ese pequeño detalle. Imagina que estás dibujando ese objeto o escena y que para ti ese detalle es un elemento importante de ese cuadro o paisaje que estás pintando imaginariamente. Respíralo, nunca volverá a pasarte desapercibido.
  • Busca palabras e intenta ver si tienen algún tipo de rima entre ellas o lazo común que las una. Deja vagar tu vista por si acaso aparece otra palabra que pueda completar el pequeño puzzle de vocablos que estás haciendo. Apúntalas en una pequeña libreta o en el móvil, como si fueras un investigador privado a la caza de una pista que nos devuelva palabras escondidas dentro de la realidad cotidiana. Incluso te animo a que inventes palabras, como ha hecho algún autor.
  • Fíjate disimuladamente en una persona de tu alrededor. Inventa su nombre, en qué trabaja, en qué asuntos anda metido, preocupado, en qué emplea su tiempo libre. Inventa una novela en que dos desconocidos que tienes delante, por un hecho fortuito, un libro que se cae, una pregunta sobre una calle, se empiezan a conocer y viven una historia de amor, de amistad, una aventura empresarial o una simple conversación.
  • Vete al pasado, a los buenos recuerdos. Escoge épocas, revive momentos, fiestas, sorpresas, que sólo con la intención ya te hagan sonreír. Dentro de esas excursiones o vacaciones, haz el esfuerzo de recordar escenas que te puedan dar un detalle que tenías olvidado, una caricia que sentiste, un respingo ante algo que creías que era y en realidad no fue. Momentos que es un verdadero placer recordar aunque no lo expliques a nadie y quede contigo mismo en tu recuerdo.
  • Imagínate a ti mismo, a ti misma, esperando, en esa misma situación, dentro de 10 años, con la carga y la satisfacción de los años vividos a tus espaldas. Sé amable contigo mismo y ponte en buena salud y algunas arrugas de más o menos pelo. Siéntete con mayor calma, mayor sabiduría, siente tu mejora de tu intuición y el quizás deterioro inevitable de la visión. Vístete alegre, mírate rodeado de tus seres queridos.

688. La espera ¿siempre desespera?.

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Idea principal::

Si la semana anterior nos dedicábamos a hacer preguntas, esta semana voy a hablar de la espera como hecho habitual, trascendente, inquietante, agobiante, inspirador e ilusionante. La espera de la respuesta de si entro o no en un puesto de trabajo, la espera de un bebé al saberse embarazada, la espera de un hijo a las tantas de la madrugada, la espera mirando el reloj, puesto que falta poco para algo, la espera para que llegue eso que deseamos tanto. Dedicamos muchas horas de espera en nuestra vida. Hoy vamos a ver de dónde viene, qué tipos hay y cómo empezar a esperar de forma positiva en cualquier sentido.

Ideas de apoyo:

De la raíz Spe- del latín que nos lleva a expandirse, tener éxito, Se desarrolla, se hace mayor con las palabras esperanza y prosperar (del Diccionario Etimológico de Chile).

Al esperar mira, o bien desesperas o bien ves la vida pasar, con deleite, con contemplación, con disfrute de lo que tienes delante. Las Pas (personas de alta sensibilidad) somos especialistas tanto en una cosa como en la otra. Nos podemos encontrar con que la vida va pasando y tú esperas, esperas y al final, nada de nada.

Hay diferentes tipos de espera:

  • la habitual, la que puede pasar desapercibida y que esconde regalos, como la espera del autobús, del metro.
  • la alegre, un bebé, unas vacaciones.
  • la de intriga, que no se sabe a ciencia cierta qué pasará: el resultado de un examen, la decisión de una empresa, en un trabajo.
  • la espera anhelante, ante una enfermedad, la solución, ante una situación que se alarga y que es trágica, un pronto desenlace.
  • la espera del justo voy a empezar, a que se sienten todos en la mesa para empezar a comer, la de no poner una serie hasta que estemos todos sentados.
  • la espera desesperante, cuando sale tu hijo adolescente de noche la primera vez y no puedes dormir hasta que llega; o cuando tienes prisa y el camarero parece que es ciego ante tus llamadas.
  • La espera con confianza, una espera que pasa por varias fases anteriores, lo inmediato de una solución mágica, la desesperante cuando ves que el tema se complica y al final te resignas a que no controlas el mundo y son las circunstancias (el destino?) y no tus deseos los que mandan y finalmente respiras y te resignas que no hay nada que hacer solamente esperar y ver si con un poco de confianza se arreglan las cosas y si no, aprender de lo que hay y adaptarse, pues qué le vamos a hacer.

Esperar es que hacernos grandes, es templar los nervios, dejar la inquietud de la infancia, apaciguar ese fuego del estómago, del vientre que te mueve arriba y abajo. Esperar, saber esperar, forma parte de la sabiduría que almacenamos día a día.

La espera es la medicina esencial para el impaciente.Lo pone a prueba, lo amenaza constantemente, va comprobando que eso que no puede soportar, ese tiempo que pasa hasta que pasan las cosas, es un complicado camino a recorrer consigo mismo.

¿Sabes esperar?

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¿Cómo lo ves?