Idea principal.
Tras dos programas donde he ido recibiendo comentarios de los podcast oyentes, desde “eso que dices me pasó ayer”, hasta reflexiones donde lo importante es “no hay nada escrito ni controlado, todo es puro aprendizaje constante, la vida es caerse y levantarse”.
Había una vez un príncpie que tenía varios reinos. Un buen día decidió poner a sus ministros al frente de cada uno de ellos y ver cómo evolucionaban las cosas.
El primero planeó unas reformas en todos los edificios de todas las ciudades y pueblos para que tuvieran una mejor vivienda.
El segundo se preocupó de que cada persona pudiera comer cada día lo necesario para poder vivir y trabajar.
El tercero realizó unos planos donde realizar unas ciudades más limpias, comunicadas y ordenadas.
Al cabo de un año, el rey se presentó en cada uno de los reinos a ver cómo estaban.
En el primero, vio que las reformas se había llevado a cabo y los edificios viejos estaban restaurados, se habían demolido los que estaban en ruinas y todos los habitantes se habían beneficiado de ello.
En el segundo, comprobó que la salud de la gente había mejorado gracias a la alimentación, que la gente estaba muy contenta y que reinaba una paz por todos lados.
En el tercero pudo comprobar que las nuevas ciudades se iban construyendo, que iban tomando forma. Que conociendo sus habitantes las mejoras de los reinos vecinos existía en el ambiente una tensión difícil de mantener,
En muchas ocasiones, lo bonito, lo espectacular, lo realmente vistoso ocupa lugar en lo útil, lo práctico, lo realmente necesario. Vivimos en el mundo de la imagen, una imagen que siempre ha estado ahí para poder ser ostentosa ante el gran público. Que vence a las simples necesidades del día a día y que deslumbra ante todos. Que no deja brillar a las personas a través del tiempo pero que luce con fuerza durante unos días.
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