688. La espera ¿siempre desespera?.


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Idea principal::

Si la semana anterior nos dedicábamos a hacer preguntas, esta semana voy a hablar de la espera como hecho habitual, trascendente, inquietante, agobiante, inspirador e ilusionante. La espera de la respuesta de si entro o no en un puesto de trabajo, la espera de un bebé al saberse embarazada, la espera de un hijo a las tantas de la madrugada, la espera mirando el reloj, puesto que falta poco para algo, la espera para que llegue eso que deseamos tanto. Dedicamos muchas horas de espera en nuestra vida. Hoy vamos a ver de dónde viene, qué tipos hay y cómo empezar a esperar de forma positiva en cualquier sentido.

Ideas de apoyo:

De la raíz Spe- del latín que nos lleva a expandirse, tener éxito, Se desarrolla, se hace mayor con las palabras esperanza y prosperar (del Diccionario Etimológico de Chile).

Al esperar mira, o bien desesperas o bien ves la vida pasar, con deleite, con contemplación, con disfrute de lo que tienes delante. Las Pas (personas de alta sensibilidad) somos especialistas tanto en una cosa como en la otra. Nos podemos encontrar con que la vida va pasando y tú esperas, esperas y al final, nada de nada.

Hay diferentes tipos de espera:

  • la habitual, la que puede pasar desapercibida y que esconde regalos, como la espera del autobús, del metro.
  • la alegre, un bebé, unas vacaciones.
  • la de intriga, que no se sabe a ciencia cierta qué pasará: el resultado de un examen, la decisión de una empresa, en un trabajo.
  • la espera anhelante, ante una enfermedad, la solución, ante una situación que se alarga y que es trágica, un pronto desenlace.
  • la espera del justo voy a empezar, a que se sienten todos en la mesa para empezar a comer, la de no poner una serie hasta que estemos todos sentados.
  • la espera desesperante, cuando sale tu hijo adolescente de noche la primera vez y no puedes dormir hasta que llega; o cuando tienes prisa y el camarero parece que es ciego ante tus llamadas.
  • La espera con confianza, una espera que pasa por varias fases anteriores, lo inmediato de una solución mágica, la desesperante cuando ves que el tema se complica y al final te resignas a que no controlas el mundo y son las circunstancias (el destino?) y no tus deseos los que mandan y finalmente respiras y te resignas que no hay nada que hacer solamente esperar y ver si con un poco de confianza se arreglan las cosas y si no, aprender de lo que hay y adaptarse, pues qué le vamos a hacer.

Esperar es que hacernos grandes, es templar los nervios, dejar la inquietud de la infancia, apaciguar ese fuego del estómago, del vientre que te mueve arriba y abajo. Esperar, saber esperar, forma parte de la sabiduría que almacenamos día a día.

La espera es la medicina esencial para el impaciente.Lo pone a prueba, lo amenaza constantemente, va comprobando que eso que no puede soportar, ese tiempo que pasa hasta que pasan las cosas, es un complicado camino a recorrer consigo mismo.

¿Sabes esperar?

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¿Cómo lo ves?

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